Nos escriben Eva Cadenas Redondo y Francisco Bermejo Fernández, del Camino Neocatecumenal

Misioneros en Alemania

Estimados amigos,

Somos Fran y Eva. Estamos en Pirmasens, Alemania, como familia en misión desde hace ya tres años, nos gustaría felicitaros la Navidad y desearos un feliz año.

Hace tiempo que os escribimos contando aún quiénes éramos y cómo va nuestra misión. Os contamos que Eva trabaja en una residencia de ancianos y yo en un centro de disminuidos psíquicos. A mí, ahora, me han destinado a cuidar a un discapacitado psíquico y enfermo terminal que no se puede mover ya de la cama. Se llama Norbert y nos hemos hecho muy amigos. Tiene 60 años y lleva toda la vida internado en centros. No sabe lo que es tener una familia y ha experimentado el rechazo desde que nació. Cuando me asignaron esta nueva tarea fue muy dura; por una parte, la parte física, todos los días ducharlo, limpiarle, cambiarle el pañal, no estaba acostumbrado el olor se me hacía insoportable, le pedía a Cristo, que me ayudará a cuidarlo pensando en Él, que limpiaba su cuerpo que le servía a Él. Y, la verdad, me ha ayudado mucho, me ha concedido esta gracia inmensa de servir a Norbert uno de los últimos, de los pobres en una sociedad rica como la alemana.

Por otra parte, me tuve que enfrentar a otro aspecto muy peliagudo que era la política de este centro, que decía que Norbert tenía que morir, digamos así, “como rodeado de placer”, es decir, le ponían una película pornográfica dos horas y se iban, volvían y lo mismo; algo horrible, morir así. ¡Dios mío! ¡Qué es esto! pensaba. Entonces me di cuenta que todas las políticas sociales relativistas modernas europeas, estaban concentradas en esa habitación; se había pasado de la “potencia” al “acto”, como dirían los filósofos.

Le pedí mucha ayuda al Señor para enfrentarme a la dirección, a decir lo que pensaba. La situación no era fácil (yo siempre he sido un cobarde), pero la Iglesia a través de la camino neocatecumenal me había dado armas. Lo primero, una comunidad en España para rezar por Norbert y por mí; luego los laudes, el ayuno, la oración y la limosna. Le pedía a la Virgen que mi bautismo se pusiera “en marcha” y me ayudó, me pude enfrentar, tuve que decir que no estaba de acuerdo con esto, que Norbert tiene alma y corazón que Dios lo ha creado, que es su hijo y le espera en el cielo. Después de decir esto, recuerdo que se quedaron atónitos, como si les hablará en chino; pero, me dijeron “muy bien, haz lo que quieras”. Había sido una victoria de Cristo, que ama Norbert, pobre, abandonado y desde que nació errando por centros sin familia.

La iglesia le ha llevado la dignidad y el amor. Yo no soy nadie, el Señor podría haber enviado a uno mucho mejor que yo. Y para que veáis mi miseria, os contaré que a veces estoy limpiando a Norbert y recibo un” “wasap” de España, de algún compañero de mi antigua empresa (una multinacional química muy potente), y me pregunta ¿qué tal te va? ¿A qué te dedicas? Y tengo siempre la tentación de mentir. ¿Cómo decir que cuido a un discapacitado terminal? No lo entenderá, qué pensará, mi imagen, etc. Menos mal que Dios me ayuda y sostiene; si no, la traición.

A fecha de hoy Norbert no ha muerto. Llevo cuidándolo cuatro meses, es una bendición; mi mujer me dice que estoy muy contento y es verdad. Yo a ella también la encuentro muy contenta, cuidando a sus ancianos en el asilo dónde trabaja, algún día os escribirá y contará su experiencia.

Dios nos ha concedido la gracia de estar abiertos a la vida; no tenemos hijos y esto es una cruz, pero el Señor en su infinita sabiduría nos da la posibilidad de que el grano de trigo muera de otra forma ¿Qué sabemos? –

¡Feliz Navidad! ¡Feliz año 2017!

Fran y Eva