El “sí” de la Virgen, dice el papa Francisco, “fue el «sí» de quien quiere comprometerse y el que quiere arriesgar”. ¿A qué apostar así la vida, entregándola para siempre? Al “sueño de Dios”; porque la vocación es ese sueño que Dios tiene para cada uno. Un sueño que “se pone en pie” a través de un diálogo: la llamada personal e intransferible con la que nos “primerea” el amor del Señor espera una respuesta de asentimiento desde nuestra libertad. Así lo expresó el Papa en la JMJ de Panamá: “Con María sigan diciendo «sí» al sueño que Dios sembró en ustedes”.
El Papa nos indica “Después de haber vivido, el pasado octubre, la vivaz y fructífera experiencia del Sínodo dedicado a los jóvenes, hemos celebrado recientemente la 34.ª Jornada Mundial de la Juventud en Panamá. Dos grandes eventos, que han ayudado a que la Iglesia prestase más atención a la voz del Espíritu y también a la vida de los jóvenes, a sus interrogantes, al cansancio que los sobrecarga y a las esperanzas que albergan. Quisiera retomar lo que compartí con los jóvenes en Panamá, para reflexionar en esta Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones sobre cómo la llamada del Señor nos hace portadores de una promesa y, al mismo tiempo, nos pide la valentía de arriesgarnos con Él y por Él. Me gustaría considerar brevemente estos dos aspectos, la promesa y el riesgo, contemplando con vosotros la escena evangélica de la llamada de los primeros discípulos en el lago de Galilea (Mc 1,16-20)”.
Desde hace años, en España se ha sumado a esta Jornada, por su carácter universal y para poner de relieve el origen divino de la vocación, la Jornada de Vocaciones Nativas. Son las numerosas vocaciones —a la vida consagrada y al sacerdocio— que Dios suscita en las Iglesias jóvenes, como signo de madurez en aquellas comunidades en formación.
La Jornada de Vocaciones Nativas, junto con su “hermana”, la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, tiene esta vez un tinte especial. Está ya en el horizonte inmediato el Mes Misionero Extraordinario convocado por el papa Francisco, y esto hace que el lema de la doble Jornada del 12 de mayo, “Di «sí» al sueño de Dios”, aparezca como entrelazado con el “Bautizados y enviados” que presidirá este trascendental Octubre Misionero impulsado por el Santo Padre.
Según explica Francisco, han sido los cien años de la publicación de Maximum illud (30-11-1919) los que han dado pie para impulsar la celebración de este Mes, que pretende ser todo un estímulo para “recapacitar evangélicamente” la misión de la Iglesia en el mundo de hoy. Un objetivo similar al de aquel documento de Benedicto XV, “carta apostólica sobre la propagación de la fe católica en el mundo entero”, que quería ser —y lo consiguió— un auténtico revulsivo para la Iglesia y su misión. Sus palabras iniciales (“La grande y santísima misión confiada a sus discípulos por nuestro Señor Jesucristo…”) siguen, hoy como hace un siglo, situándonos en el mandato misionero, vigente y candente como una urgencia en el corazón de los cristianos.
Ante la Jornada de Vocaciones Nativas, impresiona cómo ese documento profético de Benedicto XV señala con toda claridad que dos de las directrices prioritarias en la misión han de ser el “suscitar y cuidar el clero nativo” y la “atención a los valores de las culturas locales” (en enunciados de Juan Esquerda Bifet). Y es digno de reflexión el hecho de que sea en los números dedicados al “Cuidado y formación del clero nativo” donde aparezca una de las afirmaciones fundamentales del documento: “La Iglesia de Dios es católica y no extraña a ningún pueblo o nación” (n. 35), expresión que es “todo un programa para vivir la naturaleza misionera de toda la Iglesia” (de nuevo, en palabras de Mons. Esquerda).
Por encima de ciertas cuestiones de lenguaje que hoy pueden extrañarnos, las palabras de Benedicto XV sobre el clero local siguen arrojando una luz sobre las vocaciones nativas (incluyendo nosotros también las vocaciones religiosas autóctonas) que llega hasta hoy. Oremos y colaboremos económicamente para que el “sí” de tantos jóvenes de los territorios de misión no se vea entorpecido, y solicitemos, como el Papa hace un siglo al concluir su carta apostólica, que “secunde los anhelos de todos la excelsa Madre de Dios y Reina de los Apóstoles”.
La Conferencia Episcopal Española encarga a su Comisión de Seminarios y Universidades promover las acciones precisas para que la comunidad cristiana sea consciente de suscitar, acompañar y fortalecer los indicios vocacionales que se detectan en los jóvenes, especialmente al sacerdocio, aunque no de manera exclusiva.
La CONFER encomienda a su Área de Pastoral Juvenil Vocacional que dé prioridad al necesario acompañamiento de aquellos chicos y chicas que descubren que su vida puede tener un sentido más allá de las propuestas inmediatas del mundo en que se mueven; respuesta de entrega total y radical de su existencia.
OMP, a través de la Obra de San Pedro Apóstol, tiene el gozo de comunicar a la Iglesia universal que Dios sigue llamando al sacerdocio y a la vida consagrada en el seno de las Iglesias nacientes y en formación. En ellas, la respuesta a la llamada es masiva, pero estas vocaciones necesitan el acompañamiento de toda la Iglesia.
Es, por tanto, signo de comunión eclesial que esta Jornada sea una expresión como la de la Iglesia orante de Jerusalén, que pedía al Espíritu la difusión del Evangelio y ponía a disposición de los apóstoles los recursos humanos y materiales para ello.
Del 10 al 12 de mayo:
Como en años anteriores, en nuestra diócesis de Madrid tendremos oración ininterrumpida desde el viernes 10 de mayo hasta el rezo de vísperas del domingo 12 de mayo, en el Seminario Conciliar.
Estamos todos invitados a unirnos a los misioneros que se van a hacer presentes en ese momento.
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Materiales:
Cartel
Litúrgia
Oración
Oración Matinal
Tríptico
Vigilia
>> El video de este año estará actualizado próximamente...